ESPERANZA
CAPACIDADES
Distingue la esperanza de la
desesperanza.
Compara los bienes futuros que Dios
ha prometido con los bienes que uno puede tener gracias a un esfuerzo personal.
1. INICIO
La dulce espera
Ella trabaja en un estudio contable,
se llama Patricia, cada día se levanta muy temprano para salir a trabajar.
Ella lleva seis meses de embarazo,
pero igual, sigue llegando puntual a su trabajo y se esmera como siempre para
responder a las exigencias de la oficina. Es muy feliz esperando a su
primer Bebé.
Le caracteriza una particularidad, en
cada conversación que ella entabla responde con una sonrisa contagiosa.
La jefa de todos, valora su trabajo,
pues, desde el día en que llegó a la oficina, responde a todas las expectativas
de sus jefes inmediatos.
No se mete en líos, respeta a cada
uno de sus compañeros.
Un día escuchó al jefe de planta:
quisiera diez trabajadores como tú y esta empresa sale a flote en unos meses.
Ella por toda respuesta sonrió como siempre.
Lo bonito de su embarazo, es que
después de varios años en el trabajo, creyó saberlo todo, pero se equivocó, ya
que, ahora que espera a su Bebé, hasta ha tenido que aprender a dormir
colocándose de costado, hablarle al bebé que es hora de dormir, para que no se
mueva y puedan descansar los dos sin sobresaltos. Siempre se aprende algo,
comentó. En realidad, es de pocas palabras, le va bien trabajando en medio de
los libros contables.
Ella es la más feliz del universo
sabiendo que su primer hijo está por llegar y lo va a hacer según todos los pronósticos
médicos sin complicación alguna.
Para responder
- ¿Por
qué esperar a alguien a quien amamos nos llena de inmensa alegría?
- ¿Cuál
es la diferencia entre esperar la salvación eterna con esperar que alguien nos
venga a visitar?
- ¿Qué
significa para ti esperar algo importante
PROCESO
- Texto
bíblico:
“1Pablo, siervo de Dios y apóstol de
Jesucristo para conducir a los elegidos de Dios a la fe y al conocimiento de la
verdad religiosa, 2con la esperanza de una vida eterna, que prometió
desde antiguo el Dios infalible” (Tito 1, 1-2)
Para comprender:
¿Esperar a alguien que viene de
visita, es lo mismo que esperar la vida eterna?
¿Cuándo sabremos que la vida eterna
es una realidad?
Esperar a un amigo
En el libro del Principito hay una
bonita historia entre en zorro y el Principito. Allí se dice que cuando se
espera a un amigo, uno empieza a prepararse y el corazón palpita de otra manera[1].
De hecho, cuando un amigo nos va a
visitar nos llenamos de alegría y planeamos lo que podemos hacer juntos. Llega
el momento del encuentro, nos saludamos y comenzamos a compartir las
experiencias vividas por cada uno, después, comenzamos a ejecutar lo que hemos
planeado realizar juntos.
Mientras desarrollamos las cosas en
común nos sentimos complacidos de poder compartir gratos momentos.
Así transcurre nuestra vida
diaria con muchos encuentros y antes de cada encuentro, momentos de
alegría porque nos vamos a encontrar con alguien que apreciamos. Eso lo podemos
llamar esperanza humana.
Esperar la vida eterna
Revisando la historia de la salvación
el hombre ha esperado en muchos momentos: así, por ejemplo, Abrahán esperó lo
que Dios le había prometido: llegar a la tierra que mana leche y miel.
Igual, el Pueblo de Israel, ha
esperado el Reino de Dios, donde la justicia, el amor, el respeto y la
abundancia se hagan un día realidad.
En algún momento comenzaron a esperar
al Mesías, es decir, al Ungido de Dios.
De hecho cada rey de Israel, era un
ungido de Dios, solamente que la mayoría de los reyes no practicaba la justicia
y Dios les retiraba la bendición.
Finalmente, Jesús apareció en la
historia y, muchos de los israelitas no le aceptaron como Mesías, lo acusaron
de blasfemo y lo condenaron con la muerte en la cruz.
Sin embargo para nuestra fe, Jesús,
en verdad es el Ungido de Dios, es nuestro Salvador, es el Hijo de Dios. Él
mismo nos enseñó que después de esta vida nos espera la vida eterna.
Para alcanzarla, hemos de hacer vida lo
que enseña el Evangelio predicado por Jesús.
Con nuestra muerte acabará el tiempo
de espera, si hemos obrado bien, tendremos la vida eterna, pero, si hemos
obrado mal, lo que nos espera es vivir lejos de Dios. Algunos expertos y el
mismo Evangelio, han precisado que ese hecho de vivir alejados de Dios
significa la condenación eterna. En otras palabras el infierno o la gehena.
SALIDA
Seré un buen seguidor de Jesús para
merecer la vida eterna, para merecer vivir al lado de Dios, gozando de su
presencia perenne.
[1] De Saint Exupéry, Antoine, El
Principito, La biblioteca Virtual de la UEB,
Ecuador, 2003, p.
23,
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